martes, 25 de marzo de 2014

Los inmigrantes de Gipuzkoa cierran la puerta a las corrientes populistas de extrema derecha

CERCA DE 800 PERSONAS PARTICIPAN EN LA XVII MARCHA CONTRA EL RACISMO PARA DEMANDAR LA LIBRE CIRCULACIÓN POR EL ESPACIO EUROPEO. "¿POR QUÉ NO DEJAR DE HABLAR DEL COLOR DE LA PIEL? ¿POR QUÉ NO HABLAMOS DE PERSONAS?", SE PREGUNTA UN JOVEN GHANÉS. UN REPORTAJE DE JORGE NAPAL FOTOGRAFÍAS GORKA ESTRADA - Lunes, 24 de Marzo de 2014 - Actualizado a las 04:08h Enmanuel Kreo, de 27 años, está suficientemente curtido como para vadear las corrientes populistas de extrema derecha que se abren paso en el incierto escenario europeo. No se preocupa por él. No tiene ningún miedo. "Es el futuro de mis hijos el que está en juego, por eso he venido", precisa este joven ghanés, de 27 años, casado con una guipuzcoana y residente en Tolosa. "Resulta curioso: en mi país conocen a mis hijos como blancos, y aquí como negros. ¿Al final no son personas? Estamos luchando por conseguir la igualdad, pero viendo este tipo de distingos en función del color de la piel, todavía queda largo camino por recorrer". El joven africano reflexionaba en voz alta a la altura del Paseo de La Zurriola, en Donostia, ante las fortísimas rachas de viento que llevaron en volandas la XVII Marcha contra el Racismo y la Xenofobia. Según la organización, unas 800 personas cubrieron a pie la distancia que separa Pasaia del Boulevard donostiarra. Desafiaron una mañana desapacible para demandar "la libertad de circulación de todas las personas dentro del espacio europeo". No acababa de entender el joven ghanés cómo es posible que dos críos, sus hijos, de dos y cuatro años, sean considerados blancos y negros al mismo tiempo. A todas luces incomprensible si no fuera porque el color de la piel parece cambiar según quién la mire. "¿Y por qué no hablar de personas?", insistía Kreo. Las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina y, en buena medida, pueden arrojar algo de luz en ese sentido. El resultado de los comicios acabará teniendo un reflejo directo en política de inmigración. Es por ello que bajo el lema Zirkulatu: por una Europa abierta, un total de 58 organizaciones se han adherido este año al manifiesto de SOS Racismo, en el que reclaman que el nuevo Parlamento Europeo que salga de las elecciones que se celebrarán a finales de mayo "cambie las políticas migratorias existentes, priorizando la libertad de desplazamiento en el ámbito de la Unión Europea, y luchando contra la discriminación". Las imágenes de la entrada de inmigrantes en Melilla han sacudido estos días la conciencia de Txus Pérez, vecino de Errenteria, sobrecogido por lo ocurrido. La ciudad autónoma registraba hace una semana la entrada de inmigrantes más importante de su historia, desde que en 2005 empezaron los saltos a la valla, con 500 personas poniendo en riesgo sus vidas. "Me da rabia que se diga que no tenemos trabajo porque ha venido mucha gente de fuera. No hay trabajo por otros motivos, pero la verdad es que a ellos no se les da muchas oportunidades. Es lo que siento, vaya", confesaba el joven, rodeado de decenas de manifestantes de diferentes nacionalidades. DESTRUCCIÓN DE EMPLEO Una falta de oportunidades que tiene su reflejo en el perfil que ofrecen los desempleados en Gipuzkoa. De hecho, la destrucción de empleo en el territorio a lo largo de la crisis se está cebando especialmente con los extranjeros, según datos del Servicio Público de Empleo Estatal. Las empresas están prescindiendo en primer lugar de los ciudadanos de otros países y, a la hora de contratar, prefieren a trabajadores locales, al contrario de lo que sucedía antes de la crisis. Actualmente hay en Gipuzkoa 48.816 personas en situación de desempleo, de las que 6.488 son extranjeras. Esta cifra de parados procedentes de otros países ha vuelto a situarse en su nivel récord. Modou Diague, 54 años, dice no tener problemas de convivencia. "Nunca los he tenido desde que llegué", aseguraba ayer este senegalés, afincado en Gipuzkoa desde hace 16 años. Pero Diague deja de sonreír cuando se le pregunta por su situación laboral. "Llevo dos años parado, no hay donde encontrar trabajo. Soy patrón de pesca; también he estado empleado en la construcción, pero ahora nada de nada", lamentaba este vecino de Pasaia al término de la marcha. Como decía Enmanuel Kreo, "el único camino es luchar. En realidad, no me importa lo que dice la gente, lo que realmente me preocupa es hacer las cosas bien y labrarme un futuro sin bajar la guardia". La Marcha alcanzaba así el Boulevard donostiarra alrededor de las 13.00 horas, donde el senegalés Ibrahima Seck, de 41 años, departía con un amigo. "Estudio un Grado Superior de Electrotécnica en Irun, y la verdad es que me va bien. Hay situaciones complejas que se plantean en la vida, pero creo que hay que saber relativizar las cosas", sostenía el joven mientras miembros de SOS Racismo Gipuzkoa cogían el micrófono para dar lectura al manifiesto. En él, se censuraba el "nefasto papel" que están desempeñando las corrientes populistas de extrema derecha. "Estas corrientes llevan las dificultades por las que atraviesan miles de personas al terreno de la hostilidad hacia la gente trabajadora inmigrante, incrementando la xenofobia y el racismo". Según las organizaciones participantes en la Marcha, "dichas corrientes y sus partidos políticos afines presentan propuestas para discriminar a la inmigración en amplios terrenos de la vida social y política como una variable de ajuste económico que favorecería, supuestamente, a la población trabajadora autóctona". Esa política de "prioridad o preferencia nacional, discriminadora y autoritaria", según insistieron desde SOS Racismo, "quiere eliminar lo que hay de igualdad legal y de igualdad de trato entre todas las personas". Los manifestantes censuraron que "convertir en legal la discriminación contra las personas en base a su origen nacional o pertenencia étnica o religiosa es una reclamación profundamente antidemocrática que no resuelve los problemas sociales existentes" fuenteshttp://www.noticiasdegipuzkoa.com/2014/03/24/sociedad/los-inmigrantes-de-gipuzkoa-cierran-la-puerta-a-las-corrientes-populistas-de-extrema-derecha

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