miércoles, 5 de diciembre de 2012

Los inmigrantes evitan a las mafias en balsas de juguete


Hay que echarle mucho valor y estar muy desesperado para lanzarse a las traicioneras aguas del estrecho de Gibraltar embarcado en una balsa hinchable de juguete, con media docena de desconocidos, para intentar pasar a remo de Marruecos a España. Este lunes, en un solo día, 27 subsaharianos fueron rescatados cuando intentaban alcanzar las costas europeas —una travesía de unos 20 kilómetros por aguas surcadas cada segundo por enormes buques, con fuertes corrientes y vientos cambiantes— a bordo de cuatro atestadas balsas de PVC, al límite de su flotabilidad, con el agua entrando por la borda e impulsadas por remos de plástico. Un método de riesgo, pero barato, que permite a los sin papeles eludir a las mafias y montarse el viaje por su cuenta, solo comprando una balsa y armándose de valor.
Los africanos fueron localizados remando en las barcas de juguete —que pueden comprarse a un precio entre 100 y 184 euros cada una— cuando ya estaban a medio camino. La primera balsa fue localizada 6,5 millas al sur de Tarifa (Cádiz). Estaba ocupada por seis inmigrantes de origen subsahariano, todos ellos varones y mayores de edad, cuyo peso total multiplicaba con creces los 200 kilos para los que están diseñadas esas embarcaciones playeras. Una llamada cursada desde Marruecos a los rescatadores había puesto en marcha poco antes a los servicios de emergencia.
Poco después, las embarcaciones Salvamar Gadir de Salvamento Marítimo, y Hermes, de la Cruz Roja, localizaron una segunda balsa en la que viajaban ocho subsaharianos, siete varones y una mujer, que fueron trasladados también a Tarifa. A dicho puerto fueron llevados poco más tarde otros siete hombres subsaharianos a los que rescató una lancha de la Cruz Roja. Casi a la misma hora, una patrullera de la Gendarmería marroquí interceptaba la cuarta balsa con seis personas a bordo, que fueron conducidas al puerto de Tánger.
Los intentos de alcanzar España en balsas hinchables están aumentando en las últimas semanas —especialmente cuando las condiciones meteorológicas de la zona no son demasiado adversas— debido a que es un medio muy barato (comprar una barca no cuesta más de 50 euros por pasajero) y a que las balsas son difíciles de detectar por los radares. Fuentes de la Guardia Civil apuntan a que se trata de intentos de entrada ilegal organizados por los propios inmigrantes, que evitan de este modo a las mafias.
fuentes  http://politica.elpais.com

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