lunes, 10 de diciembre de 2012

Los nuevos inmigrantes


EL SUEÑO español se desvanece para muchos inmigrantes. Tras años de esfuerzo y sacrificio en España, muchos de ellos se ven forzados a regresar a sus países de origen con una buena dosis de frustración y mucha, mucha impotencia. La crisis ha hecho que un grupo social fundamental para nuestro país en términos no solo demográficos, sino también productivos, renuncien a seguir luchando por el sueño de un éxito que estos últimos años se ha revelado inalcanzable. Lloros, lamentos y tristeza son los sentimientos que se perciben estos días en nuestros aeropuertos. Un especial del programa de TVE Comando Actualidad, que lleva por título ‘Sin billete de vuelta’, da cuenta de ello. En los últimos 21 meses, un millón de personas ha abandonado nuestro país (229.000 en el último medio año), la mayoría dejando atrás bienes inmuebles, deudas, hipotecas (basura y de alto riesgo la mayoría), y amistades; muchos de ellos sin acogerse siquiera a un Plan de Retorno.
La tasa de desempleo de los inmigrantes en España se sitúa en el 35%. Como es sabido, mientras aquí estamos en plena recesión, en países como Colombia, Uruguay, Ecuador o Perú, la mano de obra se ha vuelto primera necesidad. En Ecuador la tasa de paro se reduce a un anecdótico 4,5%. Paradójicamente, Europa sigue siendo un sueño para otros cuyas circunstancias de origen son más difíciles, casi inhumanas. No hay más que ver la nueva oleada de pateras que en el último mes han cruzado las aguas del Estrecho hacia las costas de Tarifa (347 rescatados en octubre). Se trata de un fenómeno distinto, sí; pero nos muestra la complejidad de un fenómeno migratorio de difícil diagnóstico.
El saldo migratorio negativo sobre el que nos advierte el INE (es mayor en número de españoles que abandona el país que el de inmigrantes que recibimos), explica que el 12% de la población española siga siendo extranjera, y en aumento. Y es que, mientras los latinoamericanos se van, la presencia de asiáticos, africanos y europeos del Este crece a un ritmo vertiginoso. Asumiendo, además, que somos el cuarto país de Europa que más inmigrantes nacionaliza, y que estos vienen buscando los privilegios de nuestro sistema educativo y sanitario, y la seguridad ciudadana que ofrece España (como reconocen marroquíes, rumanos, etc.), parece necesario repensar nuestras políticas de integración, especialmente teniendo en cuenta el beneficio que su presencia genera en términos demográficos y económicos (aportan más de lo que gastan); por no hablar de su presencia en el campo (que acoge a 300.000 inmigrantes), la hostelería, el servicio doméstico, la asistencia, el ejército o, entre los más cualificados, la medicina (uno de cada tres médicos nuevos es inmigrante).. 
Fuentes: www.josemanuelestevezsaa.com 

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