lunes, 18 de marzo de 2013

Impacto de inmigrantes


Pequeños empresarios imprimen efectos benéficos al impulsar creación de empleos

Especial La Estrella Digital

Juan Román Rueda es propietario de cuatro tintorerías en Oak Cliff en las que brinda trabajo a 15 empleados.
Juan Román Rueda es propietario de cuatro tintorerías en Oak Cliff en las que brinda trabajo a 15 empleados.
DALLAS — Con la reelección del presidente Barack Obama resultó evidente que el voto hispano ya es crucial en la vida política del país.
Esta realidad ocasionó que de la noche a la mañana el tema de la inmigración se convirtiera en un asunto de prioridad para los que buscan puestos públicos.
Pero apartando el interés de los principales partidos políticos del país y sin escuchar el argumento xenófobo de quienes rechazan a toda costa una reforma migratoria, expertos dicen que el espíritu empresarial de los inmigrantes contribuye en una manera desproporcionada en el bienestar económico del país.
Y lo respaldan con reportes científicos. Un estudio del Fiscal Policy Institute (FPI) revela que el dueño de una de cada seis pequeñas empresas de la nación es un inmigrante.
El reporte titulado “Propietarios Inmigrantes de Pequeñas Empresas: Una Creciente y Significante Parte de la Economía”, define las pequeñas empresas como aquellas que cuentan con menos de 50 empleados.
El reporte refleja que los inmigrantes son dueños del 18 por ciento de todos los pequeños negocios del país, a pesar de que componen el 13 por ciento de la población y el 16 por ciento de la fuerza laboral.
El reporte incluye información inédita que aplica especialmente al área metropolitana de Dallas-Fort Worth, haciendo una comparación de datos basada en los censos de 1990 y 2010, respecto a la población inmigrante.
Mientras que en 1990 la población inmigrante del Metroplex alcanzaba un 8 por ciento, la fuerza laboral el 10 por ciento y los propietarios de pequeños negocios el 9 por ciento; en el 2010 la población se incrementó hasta un 18 por ciento, la fuerza laboral alcanzó el 23 por ciento y los propietarios de pequeñas empresas el 25 por ciento.
Lo que “el reporte revela claramente es que los inmigrantes son más empresariales de lo que la gente normalmente se da cuenta”, dice David Dyssegaard Kallick, socio veterano del FPI y autor del estudio que fue basado en información de los censos del 1990 y del 2010 y que le llevó cinco años en completarse.
Según Dyssegaard Kallick existe una percepción errónea de que los inmigrantes compiten con los trabajadores nativos.
“Más bien los complementan además de consumir productos, pagar impuestos, formar empresas y crear empleos”, dice el especialista.
Juan Román Rueda, propietario de las Tintorerías Judi, las cuales son manejadas por él mismo, su esposa y dos hijas, es uno de los empresarios que encajan en el estudio.
Este inmigrante que llegó de México a los 17 años, en su negocio de tintorería que cuenta con cuatro sucursales en Oak Cliff, provee empleo a 15 empleados y genera impuestos a nivel local, estatal y federal.
“No somos una carga”, dice Rueda, mientras practica el control de calidad en sus servicios de lavado en seco y planchado.
Por su parte José López tuvo un volumen de ventas de más de 200,000 dólares en su negocio internacional de uniformes deportivos, escolares y para empresas, llamado Santex Uniforms.
Los uniformes personificados son fabricados en México en donde cuenta con 16 empleados, en tanto que aquí hace su negocio, en cuya tienda en Dallas ocupa cuatro empleados.
“Venimos con ideas innovadoras y acertadas para generar empleos y progresar, y no sólo pagamos impuestos sino circulamos el dinero, lo que es bueno para la economía”, dijo este mexicano originario de Guadalajara.
“Pero definitivamente no somos una carga”, agrega López.
Dyssegaard Kallick, el experto del FPI, agrega que los beneficios de los inmigrantes sobrepasan la utilidad que proveen con las pequeñas empresas que crean, ya que surge el efecto dominó.
Dyssegaard Kallick afirma que los inmigrantes han convertido en áreas prósperas, sectores donde las viviendas habían sido abandonadas o estaban decayendo y donde no existía financiamiento para las hipotecas. “Esto esta pasando en todo el país”, afirma.
El impacto va mas allá de lo económico, agrega el experto, quien destaca que los municipios se benefician al cobrar más en impuestos sobre la propiedad y también “el nivel del crimen que típicamente afecta a zonas decadentes, disminuye cuando los inmigrantes las ocupan”.
fuentes http://www.diariolaestrella.com

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