josé parrilla valencia Decenas de pisos y plantas bajas del barrio de Orriols están siendo ocupadas ilegalmente por indigentes e inmigrantes después de que los bancos se las hayan embargado a sus propietarios y las hayan "abandonado a su suerte", como dicen los vecinos de las fincas afectadas. Las innumerables inspecciones de la Policía Local no consiguen acabar con el problema, pues el desalojo tiene que venir precedido de una orden judicial y una denuncia del propietario que en este caso nunca llega.
Según explicaron en una inmobiliaria de la zona, en los últimos años ha habido muchas familias de inmigrantes -Orriols tiene la tasa más alta de toda Valencia, alrededor del 25%- que no han podido hacer frente a las hipotecas y han tenido que devolver la casa al banco.
Se trata, por tanto, de pisos que están en buenas condiciones y listos para ser ocupados de nuevo, por lo que determinados colectivos han puesto su mirada en ellos y los ocupan en cuanto los localizan, muchas veces a través de anuncios de venta que utilizan como reclamo el hecho de que sean propiedad de un banco.
La calle Agustín Lara, por ejemplo, tiene varias fincas en las que, a su vez, hay varias viviendas en estas condiciones. En el número 23 concretamente hay dos y los vecinos están hartos. Según dicen, en un piso se ha metido una familia gitana y en otro "unos chicos raros". Y la situación es insostenible, porque "han roto la cerradura de la puerta del patio para poder entrar -ellos no tienen llave, lógicamente- y han enganchado la luz en la escalera". A eso hay que sumar el hecho de que ni ellos ni el banco pagan los gastos de comunidad, lo que significa que "encima tenemos nosotros que cargar con todo".
Los propios vecinos del número 23, al preguntarles si hay más fincas así, señalan varias más en un tramo de apenas 50 metros. Y Levante-EMV pudo confirmar esta situación una por una.
En el número 19 los vecinos comentaron que apenas dos días antes habían llamado a la Policía Local y se había presentado una patrulla, algo que ocurre con mucha frecuencia, dicen.
El problema es que las fuerzas de seguridad no puede hacer nada. "Ellos ya saben lo que tienen que hacer y no les abren", cuentan. Además, "para poder echarlos tiene que poner una denuncia el propietario, que en este caso es un banco, y luego que el juez ordene el desalojo", cosa que nunca pasa porque los bancos "tienen estas viviendas casi abandonadas".
La última etapa del recorrido fue una planta baja de la calle Arquitecto Rodríguez, a la vuelta de la esquina. Allí se ha instalado una familia gitana con varios hijos y no tienen inconveniente en reconocerlo.
"Juan", el cabeza de familia, explicó, sin dar su nombre ni mostrarse a la cámara, que no tenían casa y aprovecharon la planta baja de un banco "para meterse hace aproximadamente un año". En su caso, no tienen luz ni los servicios propios de una vivienda, pero es lo único que tienen y se conforman. "Nosotros no nos negamos a pagar -comenta-, pero queremos un alquiler que esté bien, cincuenta, cien euros, que es lo que nosotros podríamos pagar". Juan explicó que está manteniendo a su familia recogiendo chatarra y no ve ningún delito en ocupar una vivienda que "no tiene dueño", remarca.
Según la inmobiliaria referida al principio, la ocupación de viviendas requisadas por los bancos no es una exclusiva de Orriols, donde "sí es verdad que hay más porque allí había mas inmigrantes que no han podido pagar". Esta situación se repite en muchos otros barrios de Valencia y con las mismas consecuencias.
Según explicaron en una inmobiliaria de la zona, en los últimos años ha habido muchas familias de inmigrantes -Orriols tiene la tasa más alta de toda Valencia, alrededor del 25%- que no han podido hacer frente a las hipotecas y han tenido que devolver la casa al banco.
Se trata, por tanto, de pisos que están en buenas condiciones y listos para ser ocupados de nuevo, por lo que determinados colectivos han puesto su mirada en ellos y los ocupan en cuanto los localizan, muchas veces a través de anuncios de venta que utilizan como reclamo el hecho de que sean propiedad de un banco.
La calle Agustín Lara, por ejemplo, tiene varias fincas en las que, a su vez, hay varias viviendas en estas condiciones. En el número 23 concretamente hay dos y los vecinos están hartos. Según dicen, en un piso se ha metido una familia gitana y en otro "unos chicos raros". Y la situación es insostenible, porque "han roto la cerradura de la puerta del patio para poder entrar -ellos no tienen llave, lógicamente- y han enganchado la luz en la escalera". A eso hay que sumar el hecho de que ni ellos ni el banco pagan los gastos de comunidad, lo que significa que "encima tenemos nosotros que cargar con todo".
Los propios vecinos del número 23, al preguntarles si hay más fincas así, señalan varias más en un tramo de apenas 50 metros. Y Levante-EMV pudo confirmar esta situación una por una.
En el número 19 los vecinos comentaron que apenas dos días antes habían llamado a la Policía Local y se había presentado una patrulla, algo que ocurre con mucha frecuencia, dicen.
El problema es que las fuerzas de seguridad no puede hacer nada. "Ellos ya saben lo que tienen que hacer y no les abren", cuentan. Además, "para poder echarlos tiene que poner una denuncia el propietario, que en este caso es un banco, y luego que el juez ordene el desalojo", cosa que nunca pasa porque los bancos "tienen estas viviendas casi abandonadas".
La última etapa del recorrido fue una planta baja de la calle Arquitecto Rodríguez, a la vuelta de la esquina. Allí se ha instalado una familia gitana con varios hijos y no tienen inconveniente en reconocerlo.
"Juan", el cabeza de familia, explicó, sin dar su nombre ni mostrarse a la cámara, que no tenían casa y aprovecharon la planta baja de un banco "para meterse hace aproximadamente un año". En su caso, no tienen luz ni los servicios propios de una vivienda, pero es lo único que tienen y se conforman. "Nosotros no nos negamos a pagar -comenta-, pero queremos un alquiler que esté bien, cincuenta, cien euros, que es lo que nosotros podríamos pagar". Juan explicó que está manteniendo a su familia recogiendo chatarra y no ve ningún delito en ocupar una vivienda que "no tiene dueño", remarca.
Según la inmobiliaria referida al principio, la ocupación de viviendas requisadas por los bancos no es una exclusiva de Orriols, donde "sí es verdad que hay más porque allí había mas inmigrantes que no han podido pagar". Esta situación se repite en muchos otros barrios de Valencia y con las mismas consecuencias.
fuentes http://www.levante-emv.com
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