viernes, 9 de noviembre de 2012

Alemania imputa por pertenencia terrorista y asesinato a la única superviviente del trío neonazi


La Justicia alemana juzgará por asesinato y pertenencia a grupo terrorista a Beate Zschäpe, superviviente de la célula neonazi Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), cuyos asesinatos en serie de inmigrantes, en distintos puntos del país, pusieron en evidencia a las fuerzas de seguridad alemanas.
Un año después del desmantelamiento tardío del grupo, a raíz del suicidio de los otros dos miembros -Uwe Böhnhard y Uwe Mundlos-, la fiscalía federal presentó hoy los cargos contra Zschäpe, de 37 años y en prisión preventiva desde el 8 de noviembre 2011.
A la sospechosa se le imputa pertenencia a esa célula terrorista y autoría en los asesinatos de esa célula ultraderechista -ocho pequeños comerciantes turcos, otro griego y una agente de la policía-, informó a los medios el fiscal federal, Harald Range.
Asimismo serán juzgados ante la Audiencia Territorial de Múnich cuatro presuntos cómplices de la NSU, cuya revelación fortuita conllevó sospechas de connivencia o encubrimiento de ciertos estamentos policiales con la ultraderecha.
La NSU empleó en sus crímenes siempre la misma pistola -una Ceska 83 calibre 7,65 milímetros-, alternó esos asesinatos con dos atentados con bomba en Colonia -en 2001 y 2004, con una veintena de heridos- y se financió con atracos a mano armada a bancos.
Sin embargo, ni la policía ni los servicios de espionaje cayeron sobre ellos, a pesar de que en los archivos policiales del estado de Turingia (este del país) se tenía constancia de las actividades del grupo con tan revelador nombre desde 1998.
Ese año pasó a la clandestinidad el trío de ultraderechistas, que cometió el primero de sus nueve asesinatos en serie de inmigrantes dos años después.
Su primera víctima fue un vendedor de flores de Nuremberg, al que siguieron otros ocho comerciantes -desde un sastre a vendedores de frutas y verduras o cerrajeros- en distintos puntos del país.
La policía no los relacionó, sino que los atribuyó a ajustes de cuentas entre inmigrantes e incluso se sospechó de los familiares de las víctimas.
La responsabilidad de la NSU saltó a luz a raíz del suicidio en una autocaravana de Böhnhard y Mundlos, acosados por la policía tras un atraco bancario.
Inmediatamente después, Zschäpe voló por los aires la vivienda de Zwickau (este) donde convivían los tres y se entregó a la policía.
Su abogado, Wolfgang Heer, calificó hoy de "escandaloso" el hecho de que la fiscalía hubiera informado de los cargos a los medios antes que a él y advirtió de que, en rigor, no puede hablarse aún de acusación formal.
Zschäpe se encuentra desde que se entregó en prisión provisional, en régimen de aislamiento, y hasta ahora no ha hecho declaración alguna sobre sus acciones o móviles, afirmó hoy el ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, en una interpelación parlamentaria sobre el caso.
El hecho de que la NSU actuase impunemente todo ese tiempo sólo puede explicarse como un "fracaso colectivo", en palabras del ministro, fruto de un "error de apreciación múltiple" de las fuerzas policiales implicadas.
Friedrich insistió ante el Bundestag (Parlamento) en que desde entonces se habían articulado los correctivos necesarios. La oposición, en cambio, le pedía explicaciones por los sucesivos casos de destrucción deliberada de actas policiales relacionadas con el grupo tras su desmantelamiento.
La revelación de la existencia del NSU fue calificada en su momento de "vergüenza" para Alemania por la canciller, Angela Merkel, a lo que siguieron varios relevos en las cúpulas de los cuerpos policiales y servicios secretos de Interior.
Asimismo se activó un registro centralizado de neonazis, destinado a almacenar los datos sobre actas policiales, movimientos de cuentas bancarias, teléfonos e internet de los sospechosos.
Los 64 estamentos policiales, tanto de los "Länder" como del Estado central, así como los servicios secretos, quedaron obligados a suministrar todos esos datos a la central, mientras que hasta ahora la trasferencia se hacía a criterio de la jefatura local.
El ministro defendió estos "correctivos", en una interpelación parlamentaria que había sido solicitada por los Verdes y después de que hace dos días medios berlineses revelasen un nuevo caso de destrucción de actas, que se añade a los denunciados meses atrás.
Mientras tanto, en la comisión parlamentaria que investiga el caso, un exalto cargo del espionaje militar (MAD) admitía también hoy "negligencias" de su departamento en relación a la ultraderecha, ya que no se expulsó del servicio a soldados de ese entorno.
Ese sería el caso de Mundlos, uno de los miembros del terceto, al que en los años 90, mientras cumplía su servicio militar, fue observado repetidamente por el MAD, que no actuó contra él.
Gemma Casadevall

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